lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Cuáles consecuencias pueden ser positivas y cuáles negativas?

Es importante recordar que el padre o madre de familia debe poner límites en el comportamiento del niño o niña para que éste no presente conductas inadecuadas en los diferentes ambientes que está inserto. En ocasiones, se debe reforzar el comportamiento adecuado del niño o niña haciendo uso de consecuencias positivas que estimulen la presencia e incrementación de las conductas adecuadas. Por otro lado, cuando el niño presenta un comportamiento inadecuado hay que aplicar algún tipo de consecuencia en función de extinguir o modificar la conducta, pero no se debe recurrir al castigo físico bajo ninguna circunstancia.

Consecuencias positivas
Consecuencias negativas
Las consecuencias positivas tienen como objetivo mantener o incrementar la conducta adecuada mediante el uso de reforzadores que premien y/o estimulen el comportamiento, los cuales pueden ser:
Reforzadores positivos: presentación de un estímulo ya sea una situación u objeto que sea agradable para el niño o niña que favorezca la repetición e incrementación de la conducta.
Reforzadores negativos: este reforzador no constituye una consecuencia negativa a pesar de su nombre, consiste en suprimir un estímulo que sea desagradable para el niño con el objetivo de que la conducta se siga presentando.
El fin de las consecuencias negativas es eliminar una conducta inadecuada o bien, sustituir una conducta inadecuada por una adecuada haciendo uso de reforzadores que extingan o modifiquen el comportamiento, que en este caso serían:
Reforzadores aversivos: suponen introducir un evento que no sea placentero para que la conducta deje de presentarse.
Castigos: consiste en eliminación (restricción) de una situación u objeto que sea agradable para el niño o el castigo físico, sin embargo esto NO debe ser aplicado.

A continuación se presentan algunos ejemplos que podrían representar consecuencias positivas y negativas, sin embargo, hay que recordar que las consecuencias y su valor varían en cada niño o niña por lo que no deben ser generalizadas, al contrario deben ser elegidas y ajustadas según las características del niño o niña y de la conducta que se quiera trabajar:



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